Marie-Nicole Lemieux con doctortuba |
George
Friederic Händel (1685-1759): Ariodante (HWV 33)
Ópera en tres actos, con libreto anónimo
basado en el de Antonio Salvi
Auditorio Nacional de Música. Sala sinfónica
4 de marzo de 2012-03-07
ARIODANTE (un príncipe) Sarah Connoly, mezzosoprano
GINEVRA (hija del rey de Escocia) Karina Gauvin, soprano
DALINDA (dama de la corte) Sabina Puértolas, soprano
LURCANIO (hermano de Ariodante) Nicholas Phan, tenor
REY DE ESCOCIA Matthew Brook, bajo-barítono
Il complesso
barocco.
Alan Curtis, dirección
Este ciclo cada vez
es más sorprendente. Esta versión de Ariodante para concierto es casi perfecta.
He de confesar que la ausencia de Joyce diDonnato me había dejado planchado
porque me parecía perfecta para el papel de Ariodante (había escuchado su
versión de la ópera de Ginebra en 2007), pero Sarah Connoly lo hizo genial,
como tuve ocasión de decirle en el camerino, fue una agradable sorpresa (a lo
que contestó que la primera sorprendida fue ella cuando le dijeron el lunes
tras interpretar una Ottavia que el domingo tenía que interpretar Ariodante).
Karina Gauvin en el
papel de Ginevra estuvo muy bien, sobre todo a partir del acto segundo cuando
se incrementó el dramatismo. En cada papel de ópera siempre tenemos una versión
de referencia (por ejemplo la
Carmen de Teresa Berganza, la Cleopatra de Dessay...).
Para mí la Ginevra paradigmática es la de Patricia Petibon de
2007, sobre todo “Il mio crudel martoro” del acto segundo, pese a tender a
compararlas instintivamente, me gustó mucho. Lo peor fue que el público no
aplaudiera después del “Volate amore” que puede deprimir a la soprano más
templada (yo sí aplaudí en bajo).
La verdadera
triunfadora de la tarde fue, sin duda, Marie Nicole Lemieux (en la imagen conmigo). Con un papel a
priori más bien soso (Polinesio) logró levantar aplausos casi hasta después de
los recitativos. Con un carácter propio y una dramatización excelente (pese a
ser versión de concierto) Lemieux mantuvo una tensión adecuada al personaje.
Fuera del escenario, Marie es tan arrolladora como dentro de él, encantadora
sin más.
La orquesta, pese a
la dificultad de tocar con instrumentos barrocos, incluidas dos trompas
naturales, estuvo impecable y la dirección de Curtis (un experto en Händel),
fantástica. Esperemos que los recortes no afecten a estos ciclos, ya que los
lujos culturales no son tales
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